Una mujer cruza una puerta y la puerta la deja pasar.
Se suelta el pelo y el pelo se deja soltar.
Se sienta en el escritorio, su silla la deja sentar.
Escribe sin descanso, el lápiz se deja agarrar.
La punta se deja deslizar.
El folio se deja llenar.
Un relato se deja avanzar y la escritora lo deja reposar.
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